La verdad es que el título sí es con toda la intención de colgarme como chango del "boom" mediático (merecido) de la serie de libros de Suzanne Collins, voy en el primero (gracias a Love & Marriage por traérmelo), no he visto la película y me está gustando mucho.
Pero el título de la historia de Collins acerca de un mundo apocalíptico, controlado por una entidad central que mantiene a los habitantes de 12 distritos circundantes, sojuzgados en una realidad diseñada para que e pasen hambre, no puedan mejorar su situación y desconfíen siempre unos de otros tiene cierto parecido con nuestra situación actual.
El hambre que, según yo, padece México,además de la real (de la cual no pretendo decirles que sufro o conozco íntimamente, porque no sería cierto) es la de esperanza, no la de cartelitos y slogans piteros que nos quiso vender AMLO hace seis años, sino esperanza en que alguno de los candidatos, tanto a Presidente como a otros puestos de elección popular realmente pueda contribuir a dar la solución que nuestro país busca.
Ojo que digo contribuir; es mi muy personal creencia que tampoco se vale hacerle como cuando hicimos ganar a Vicente Fox (quien como buen vendedor al acabar su candidatura y con el trato cerrado dijo "¿yo por qué?") que los mexicanos dijimos "yo ya voté, ahora que me arreglen todo" porque el ser ciudadanos no es cosa que se ejerza una vez cada sexenio.
No pertenezco a ningún partido, no siento especial simpatía por ningún candidato y, a estas alturas de la película, no sé por quien voy a votar ni pretendo decirles por quién lo hagan ustedes, no soy líder de opinión y mucho menos conductor de masas, porque si lo fuera choco la masa, la tortilla y hasta el molino.
La verdad es que, como participante en los Juegos del Hambre: México 2012, nomás trato de sobrevivir y me siento intranquilo y preocupado, hagan de cuenta como cocodrilo en fábrica de carteras.
Hablando de cocodrilos y, con un abrazo a mi amigo el Patito, vamos al primer corte musical. Ahí les va la Maldita Vecindad con "Cocodrilo".
Continuando con este asunto, y sabiendo que existe la bienvenida posibilidad (que no el riesgo) de que quien me lea no esté de acuerdo conmigo y, en el peor de los casos, me miente la madre, posibilidad ya no tan bienvenida que respeto, aunque me reservo el derecho de hacer lo mismo (el que advierte no es traidor) al hacer un examen de conciencia (arrincono a Pepe Grillo y le hago preguntas tipo tercer grado) veo a los que, actualmente, pretenden que yo les dé trabajo y más allá de preferencias que pueden venir de tradiciones familiares o hasta porque conozco a tal o cual candidato, la verdad, la verdad no veo propuestas que me convenzan, no veo alguien capaz de distanciarse de esos aparatos caducos, mohosos y obsoletos que se llaman sindicatos, partidos, sistema, que son ya como teles de cinescopio, por mucho que nos las quieran vender como de alta definición.
No puedo evitar sentir tristeza, impotencia y hasta coraje cuando vemos, en todos lados, a los mismos de siempre columpiándose como los fabulosos Wallenda (mítica trouppe de trapecistas alemanes que cada vez se presentaba menos porque azotaban con singular frecuencia), de senador a diputado a asambleísta sin red de por medio, a veces también azotan, caen en la cárcel o los cachan en la maroma, pero luego los podemos ver volviéndose a trepar gozosamente al trapecio (ver Dante Delgado, René Bejarano o el #mechamaquearongate) para seguir cobre y cobre de mi lana, de nuestra lana y no cualquier sueldo, sino una lanota, claro que hay miembros muy valiosos de una clase política que pueden hacer bien desde alguno de estos puestos.
Al ver esto pues sí me siento como Katniss Everdeen, la protagonista de 16 años de los Juegos del Hambre, que solo desea que la dejen volver a casa y odia a la Ciudad Capital por haberle robado su futuro aunque, la verdad, dicho futuro no lucía muy promisorio.
Esto de la capital me pega especialmente porque, como chilango de nacimiento, sí me enchila un poco el ver como sexenio tras sexenio nuestra ciudad es usada como trampolín, mediático y financiero, para el que pretende lanzarse para "la grande", la verdad si les quedamos chicos porque no se van de puntitas y chiflando por atrás de los volcanes.
Bueno, y ya que nos colgamos de la película, pues creo que es justo poner algo de su banda sonora. Aquí está Taylor Swift, junto con The Civil Wars en algo que se llama "Safe and Sound "versión en vivo.
Aaaah porque, como les decía antes de la canción Katniss, de los Juegos del Hambre, solo quiere volver a casa sana y salva "Safe and Sound", pero la cosa es que para ganar ese derecho tiene que asesinar, en una especie de Survivor con muertos a otros 23 jóvenes, contra los que no siente ningún odio real, excepto el hecho de que el poder central ha decretado que así sea.
Con esa única decisión, en la que no tuvo nada que ver, Katniss no puede permitirse una de las características que nos hacen humanos, la capacidad de confiar, de querer y de amar.
Literalmente es matar o morir, y esa es la atmósfera que pernea también estas elecciones.
Ahí está la trampa.
En un país cada vez más polarizado (justificada o injustificadamente que para el caso es lo mismo), donde nadie confía en de al lado, donde nadie piensa en trabajar por un objetivo común y donde basta ver el twitter para ver que nuestra capacidad de conciliación o debate se reduce a gritarnos de leperadas o "agudas ironías" en un diálogo de sordos que puede continuar por los siglos de los siglos (me pregunto a quién le interesará mantenernos así ¿ustedes no?); resulta imposible volver a casa "Safe and Sound" porque, gane quien gane, aunque sea el que nosotros apoyemos el odio, la desconfianza y el miedo nos habrán dejado con un hambre de vida, de sentimientos y de felicidad imposible de saciar.
Perspectiva nada simpática que nos deja pensando si el título de nuestra canción final de esta entrega "Tomorrow will be Kinder", será solo una vana esperanza, por mi propio bien, no lo creo, no me puedo permitir creerlo porque entonces ya perdí, ya perdimos todos.
Bienvenidos a los Juegos del Hambre: México 2012.
Twitter: AngelDehesa