Los primitos Marc y Míkel
cuidan su seguridad.
Y protegen su salud
con todo y su corta edad.
En la casa de su abuela
ellos juegan cada tarde,
pero hoy es diferente
y la cosa está que arde.
Hoy los dos comen temprano
su sopa de buen sabor,
pues, como todos los meses,
toca visita al doctor.
Los pequeños no querían
pues estaban asustados,
alguien les había contado
que iban a ser inyectados.
La llegada al consultorio
era todo un lloradero,
los dos primitos pensaban
quedar como alfiletero.
Luego llegó la doctora
y los fue tranquilizando,
pues, con lujo de paciencia,
a los dos les fue explicando.
“Me tienen que visitar,
por lo menos cada mes.
Y si quieren estar sanos
no me falten ni una
vez.”
A esto Míkel respondió:
“¡no lo voy a permitir!
Pues, si yo no estoy enfermo,
¿por qué tengo que venir?
La doctora lo escuchó
y le contestó sonriente,
que esperarse a estar enfermo
no lo debe hacer la gente.
“Las enfermedades duelen
y nos causan malestar.
Lo mejor, cuando se pueda,
es no dejarlas llegar.”
“Prevención es la palabra
que se deben aprender
para buscar no enfermarse
y felices siempre ser.”
“Y para lograr todo eso
¿cómo podemos hacer?”
preguntó Marc muy curioso
y con ansias de saber.
Le respondió la doctora
al pequeño preguntón
“tenemos una herramienta
llamada vacunación.”
“Hay muchas enfermedades
que resultan peligrosas.
Y si llegan a afectarnos
pueden pasar malas cosas”
“El sarampión o la polio
nunca les deben de dar,
contra estas y muchas otras
te debes de vacunar”.
Los dos primos se asustaron
cuando escucharon “vacuna”
y a gritos solicitaron
que no les pusieran una.
“Todo suena muy bonito”,
contestaron a la par,
más de ninguna manera
nos dejaremos pinchar”.
“La jeringa está muy grande
y seguro va a doler.
Cuando queramos sentarnos
ya no vamos a poder”.
La doctora respondió
y les quitó lo asustados.
Ya después de que lo hizo
se quedaron más calmados.
“Es cierto que duelen algo,
pero solo es un poquito
y para lo que te
ayudan,
bien valen un piquetito.”
“Después de que te vacunes
ya no te vas a enfermar.
Estarás fuerte y contento,
podrás jugar y estudiar..”
“No pasarán días en cama,
enfermos, malhumorados.
Mientras todos sus amigos
juegan y comen helados.”
“Las vacunas nos ayudan
a cuidar nuestra salud.
Impedir enfermedades,
es su principal virtud.”
“Pero, para que funcionen
es necesario tenerlas
y acudir con su doctor
para que pueda ponerlas.”
“Se las pondré con cuidado,
pero deben cooperar
Y, si quieren protegerse,
hay que dejarse inyectar.”
“Además, si no se dejan
ahí sí que puede doler
pues entre menos se dejen
pues más difícil va a ser.”
Marc y Míkel se miraron
con la sonrisa en los labios
y escuchando a la doctora
pues se sintieron más sabios.
“Nos vamos a vacunar
porque nos gusta estar sanos”,
dijeron a su doctora
aplaudiendo muy ufanos.
Y desde entonces los dos
se mantienen al corriente
en sus vacunas y citas
con la doctora sonriente.
No se enferman casi nunca
y se les quita muy pronto.
Y juegan en el jardín
con su abuelo, que no es tonto.
“Que bueno que se vacunan
mis dos nietos adorados,
pues estando así, muy sanos,
los tenemos bien cuidados.”
La abuela también sonríe
y a sus pequeños abraza
Y les sirve chocolate,
que prepara en una taza.
Así como Marc y Míkel
También tú debes cuidarte
Y cuidar de tus vacunas
para evitar enfermarte.
Que tus papás o familia
te lleven a vacunar.
Y aunque te duela un poquito,
hay que dejarse inyectar.