jueves, 5 de noviembre de 2020

Justicia

 Justicia

 

Hoy, que todos estamos pendientes de la elección en Estados Unidos y vemos, con alivio que, aparentemente, Trump no repetirá como Presidente, muchos dicen que se está haciendo justicia porque Trump es “malo”.

 

En un contexto romántico y simplón, la justicia es el triunfo de los “buenos” sobre los “malos”, pero el tema merece mayor análisis.

 

¿Quién decide quiénes son los “malos” y quiénes los “buenos”, aunque a muchos nos quede claro que Trump es el malo y Biden… el menos “pior”, el hecho es que, más allá del resultado de la elección, casi la mitad del electorado votó por Trump.

 

Y, a diferencia de lo que pasó hace cuatro años, donde podía argumentarse que algunos de los que sufragaron por el todavía Presidente no tenían idea de los alcances y el tamaño de locura de este personaje, hoy, quienes votaron por Trump (y muchos de ellos son latinos), lo hicieron con total conocimiento de causa y lo defienden hasta con armas.

 

Para ellos, Trump es el bueno y la justicia sería que, una vez más, quedara al frente de la nación más poderosa de la Tierra.

 

En el Tarot, la Justicia es uno de los Arcanos Mayores, el número 11, representada en los mazos tradicionales como la imagen de una mujer, con una espada en su mano, apuntando hacia arriba (significa que tiene la razón o la victoria), y en la otra una balanza que simboliza la necesidad de atemperar esa razón con la empatía, la compasión y el criterio, porque, a veces, nos tocará ser jueces y, a veces, juzgados.

 

Y, aunque nos parezca siempre tener muy claro lo que es justo y lo que no, cada quien tiene su visión y su versión de las cosas y su interpretación de la Justicia, como ejemplifica la foto que ilustra este texto, la cual muestra dos cartas de la Justicia, que provienen de dos diferentes mazos, ambos creados por Travis McHenry, una del Tarot de lo Oculto, que tiene al Demonio Astaroth y otra del Tarot de los Ángeles, donde vemos al Ángel Caliel, ambos opuestos, ambos iguales en lo que, para alguien, representan.

 

En interpretaciones como la de Michelle Tea, en su libro Modern Tarot o en las enseñanzas del Kabbalah, el arcano mayor de la Justicia no es que el malo le gane al bueno, sino un tema de causa y efecto, las cosas (justas o injustas) no ocurren por casualidad ni se dan solas; son el producto de nuestras acciones, de nuestros pensamientos, de lo que sentimos y de las energías y conciencia, individual y colectiva, que generamos con cuerpo, mente y espíritu.


Trump, y todos los gobernantes divisores que tenemos en la actualidad, no llegaron por un golpe de estado, ganaron democráticamente sus puestos, lo cual, por más que nos duela, indica un estado de conciencia limitada y una pereza mental y espiritual gracias a la cual tomamos decisiones con nuestros sentimientos y emociones más básicos, como el resentimiento, la envidia, la ira o el ansia de venganza que, aunque aparentemente estén justificadas, no nos llevan a nada bueno.

 

Si queremos que este tipo de seres dejen de ser encumbrados, pregúntate qué estás haciendo TÚ para que eso pase.

 

¿Eres respetuoso con los que piensan distinto y defiendes su derecho a hablar y ser escuchados?

 

¿Buscas el bien común aunque signifique más trabajo?

 

Cuándo algo no va bien ¿te interesa únicamente encontrar a quién culpar o también ponerle solución?

 

Estas y otras preguntas, que todos podemos formularnos son las que nos llevan a crear y crearnos conciencia, cambiar nuestros pensamientos, acciones y sentimientos y a elevar el nivel de frecuencia y vibración.

 

Y es un tema de todos, porque, sin importar colores, banderas, religiones u orientación todos habitamos este mundo y estamos conectados.

 

La Justicia es causa y efecto, cosechar lo que siembras.

 

Sembremos flores y no espinas.

 

Ángel Dehesa Christlieb

05/11/2020

jueves, 1 de octubre de 2020

Andrés Pepito

No quiero que “el gobierno entregue los recursos directamente”

En mi no tan lejana infancia, me contaron una interminable serie de chistes de “Pepito” en los cuales, invariablemente, el tema era como el susodicho José era enviado por su mamá, papá o algún adulto responsable a entregar un paquete o dar un recado.

Por el camino, Pepito iba repitiendo el encargo hasta que, por alguna razón, algo lo distraía y su letanía se alteraba y, al llegar con el destinatario, el pequeño aspirante a la dirección de MORENA entregaba mal el producto o confundía mal la información.

Uno pensaría que, después de varias de estas pifias, los adultos responsables habrían inventado un mecanismo para que los productos o la información llegaran a su destino sin estar expuestos a las “gansadas” (nunca mejor usada la expresión), del joven Pepito.

Lo mismo pasa con la “brillante” iniciativa de AMLO para extinguir los diversos fideicomisos que operan el manejo y las entregas del dinero de los mexicanos (que no del gobierno), para diversos rubros como ciencia, cultura o desastres naturales, hay un motivo por el cual se hace así.

El “entregar los recursos directamente”, cosa que nos quieren vender como ventaja ya se intentó y lo que pasaba era que, como con Pepito, siempre algo se interponía en la entrega de los recursos: el uso discrecional de los mismos por parte de las autoridades, emplearlos como recursos para comprar votos, cambiarlos a programas considerados “prioritarios” por el gobierno en turno (el parque acuático Bocas Landia o el Trencito del Sureste) o, simple y llanamente, clavárselos.

Por eso se mete el dinero a fideicomisos, para que se use para lo que es y no se condicione a filias o fobias partidistas. Ah, y para lo que dice el Lic. Andy acerca de “que no haya aviadores”, me consta que hay una enorme cantidad de controles y candados para que, quien recibe dinero de algún fideicomiso, entregue resultados comprobables sobre su gasto, cosa que, con las nuevas disposiciones no existirá.

Y si me preguntan si desconfío del prístino y cuartotransformador gobierno actual y los creo capaces de conejearse nuestra lana, la respuesta es SÍ, de este gobierno y de cualquiera, por eso se hicieron los fideicomisos para quitarles tentaciones y garantizar el uso del dinero.

Si son tan honestos, entonces no tendrían que tener objeción en que existieran controles para acotar cualquier fechoría, a menos que piensen cometerlas, yo no le tengo “lealtad o confianza ciega” a NINGÚN gobierno ni a NINGÚN proyecto maravilloso y, mucho menos, creo que tengan derecho a pedírmelas.

Si hay aviadores (que no lo dudo), no se requiere extinguir los fideicomisos para hacerlo a menos que (ay que desconfiado soy) que estén viendo como le hincan el diente a ese dinero que ni es suyo ni es para lo que ellos lo quieran usar, así que Andres Pepito, saca tus garras de mi lana.

Saludos